Ante una nueva ofensiva de las entidades patronales del campo surgen algunas preguntas interesantes. En primer lugar ¿el nuevo lockout patronal se debe a la desaparición de la rentabilidad debido a la caída del precio internacional de las materias primas como consecuencia de la crisis mundial?. La respuesta es no. Es cierto que se produjo una caída en el precio de las materias primas, fundamentalmente de la soja. Sin embargo, el precio internacional sigue siendo en términos históricos elevados.
El precio internacional de las materias primas se encontraba sumamente elevado por dos causas centrales. Por un lado, el aumento de la demanda como resultado del crecimiento de Asia fundamentalmente China y la India. Por otro lado, debido a causas especulativas, esto es, enormes masas dinerarias que estaban dando vuelta por el mundo se volcaron a la especulación de las materias primas con el objetivo de obtener una rentabilidad en el corto plazo.
Con la crisis económica desatada en Estados Unidos y que pone en duda la misma globalización financiera despareció una de las causas que generaron el aumento internacional del precio de las materias primas, es decir, la causa especulativa. Sin embargo, todavía perdura la otra causa debido a que el crecimiento de China y la India todavía no se detuvo y esto implica que la demanda de productos agrarios a nivel mundial siga siendo sumamente alto. Por lo tanto, si bien el precio de la soja, maíz y trigo se redujo, todavía siguen siendo elevado en comparación a otros períodos históricos, y principalmente en comparación a la década del noventa. Por lo tanto, la rentabilidad del “campo” sigue siendo alta.
Entonces surge la segunda pregunta ¿por qué las entidades agrarias retoman la ofensiva contra el gobierno? La respuesta es que van por el modelo económico. En efecto, el conflicto agrario denota la disputa de dos modelos económicos que en algún aspecto son contradictorios. Ahora entonces la tercera pregunta importante es ¿cuáles son esos dos modelos en disputa?
Para explicar esto es necesarios introducir un concepto central en este debate: el saldo exportable. Esto es, de la producción interna el monto destinado a las exportaciones. Este saldo exportable depende del nivel de producción y del consumo interno. Ahora bien, en el corto plazo el aumento del saldo exportable depende casi con exclusividad del consumo interno. En otras palabras, cuanto mayor es el consumo interno menor es el saldo exportable y viceversa.
¿Qué le conviene a las entidades agrarias? Efectivamente, que el saldo exportable sea lo mas grande posible así de esta manera poder exportar la mayor cantidad de bienes y obtener la mayor rentabilidad posible. De esta forma, para las entidades agrarias el consumo interno se transforma en un problema.
Por tales causas, los terratenientes dueños de las tierras históricamente en la Argentina se opusieron a todo intento de industrialización de la economía argentina. Esto se debe a que la industria genera puestos de trabajo, los puestos de trabajo generan que la gente tenga plata y esto produce que el consumo interno aumente y al incrementarse el consumo interno se reduce el saldo exportable.
¿Qué significa entonces esto? Que todo intento de industrialización es contraproducente para los dueños y productores del campo al atentar contra su renta extraordinaria al tener que destinar una producción creciente al mercado interno. Por lo tanto, para las entidades agrarias el desempleo, la pobreza, la indigencia y la concentración del ingreso son funcionales a sus propios intereses debido a que restringen el consumo popular y esto aumenta el saldo exportable e incrementa de esta forma su rentabilidad.
Con el gobierno de Kirchner en el 2003 se inició en la Argentina un nuevo modelo económico caracterizado por la valorización productiva donde el sector manufacturero se volvió a transforma en uno de los sectores económico centrales y donde la creación de puestos de trabajo se transformó en el centro de la política social. Este nuevo modelo económico se sustenta en dos premisas fundamentales: por un lado, una fuerte intervención del Estado para regular la economía y favorecer de esta manera el proceso de reindustrialización y, por otro lado, una política de integración latinoamericana.
Este modelo sin embargo es contraproducente para las entidades agrarias. En efecto, este modelo económico instaurado por el gobierno de Kirchner significó el aumento del consumo de los sectores populares, lo cual generó una reducción del saldo exportable de materia prima al tener que destinar una producción creciente de productos al mercado interno para el consumo de los argentinos.
De esta forma surge otra pregunta ¿qué modelo económico prefieren entonces las entidades agrarias? En este sentido, la historia argentina es demostrativa de los intereses de los terratenientes. El modelo agroexportador que se desarrolló en la Argentina entre 1880 – 1930 se estructuró alrededor de las exportaciones de productos primarios a los países del centro y la importación de productos industriales. Durante este modelo los dueños de las tierras se oponían a todo intento de industrialización de la economía argentina debido a que atentaba contra la renta extraordinaria obtenida por los dueños de la tierra al aumentar el consumo interno y reducir de esta forma el saldo exportable.
Hoy las entidades agrarias añoran ese modelo. ¿Cuál sería el país ideal para los dueños de la tierra? Simple: un país sin industria, con desempleo y pobreza, lo cual implicaría un incremento abrupto del saldo exportable al reducirse el consumo de los sectores populares, todo lo cual generaría un aumento aun mayor de su renta extraordinaria.
En la actualidad estos son los dos modelos económicos en disputa. De la correlación de fuerza depende que algunos de los dos modelos se impongan. Entones surge la última pregunta ¿de qué lado estas?
viernes, 17 de octubre de 2008
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