martes, 30 de diciembre de 2008

EL MODELO ECONÓMICO KIRCHNERISTA

Con el kirchnerismos no sólo el sector productivo volvió a ser el centro de la economía argentina, sino además el sector manufacturero fue uno de las actividades económicas que más creció. En efecto, después de la construcción el sector industrial fue la actividad económica que más se expandió durante la etapa kirchnerista.
En este sentido, a partir de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia se consolidó nuevamente un modelo de valorización productiva, siendo la industria uno de los sectores centrales de la economía argentina. De esta forma, con el kirchnerismo se terminó con el modelo de valorización financiera iniciado con la dictadura militar de 1976, donde el sector especulativo – financiero era el eje ordenador de la economía argentina.
Junto con el proceso de reindustrialización, el segundo rasgo fundamental de la etapa kirchnerista es la generación de puestos de trabajo. Esto es, para el paradigma kirchnerista el trabajo se transformó en la política social fundamental.
Por lo tanto, el modelo de valorización productiva, y particularmente el crecimiento del sector manufacturero, se tradujo en una fuerte reducción del desempleo y subempleo, lo cual implicó un disminución abrupta de la pobreza y la indigencia.
También dentro de las políticas sociales centrales de la etapa kirchnerista se encuentra el tema de la previsión social. A partir de la presidencia de Kirchner se produjo aumentos constantes de las jubilaciones.
Asimismo, otro rasgo central de la etapa kirchnerista es el aumento de la solidez de la economía argentina. La consolidación de los superávit gemelos, es decir, tanto el fiscal como el comercial, sumado al aumento de las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) permitieron un mayor grado de autonomía y de solidez de la economía.
Es importante destacar con respecto al superávit fiscal que el mismo se consiguió al mismo tiempo que se aumentaba el gasto público. Es decir, el equilibrio fiscal en la etapa kirchnerista no se logró a partir de un ajuste fiscal permanente, sino que por el contrario la clave fue el aumento constante de la recaudación tributaria, lo cual permitía incrementar el gasto público al mismo tiempo que sostener un superávit en las cuentas públicas.
En este sentido, el superávit fiscal no es una medida ortodoxa en sí misma. Esto más bien depende de la forma en que se consigue. Si el superávit fiscal se logra a partir de una reducción permanente del gasto del Estado estamos entonces ante una medida de carácter ortodoxa. En cambio, si el superávit fiscal se consigue como en la etapa kirchnerista a partir de una mayor recaudación de impuestos permitiendo además incrementar el gasto público estamos entonces en presencia de una medida heterodoxa.
Por otro lado, durante la etapa kirchnerista se produjo una tendencia hacia la mayor progresividad del sistema tributario. El aumento de las retenciones a las exportaciones permitió que se reduzca la participación del IVA en la recaudación total. Por lo tanto, en la actualidad, y a diferencia de la década del noventa, existe un mayor aporte de los sectores de altos ingresos en el sostenimiento del gasto público.
Con respecto a la mayor solidez de la economía argentina debemos sumarle el proceso de desendeudamiento en términos del producto que se produjo durante el kirchnerismo. Esto se debió a la reestructuración exitosa de la deuda pública que implicó una quita de capital e intereses y al pago de la deuda contraída en años anteriores con el Fondo Monetario Internacional.
Este rasgo de la economía permite afrontar con más fortalezas las recurrentes crisis económicas a nivel internacional. En la década del noventa cualquier crisis (México, Rusia, Brasil, los tigres Asiáticos) se traducían en una abrupta crisis económica y social en la Argentina. Esto se debía fundamentalmente a la fuerte dependencia del sistema financiero internacional durante la década del noventa que implicaba un crecimiento permanente de la deuda externa pública, sumado al déficit fiscal y comercial que se experimentaba durante este período.
En la actualidad a partir de la mayor solidez de la economía argentina, la crisis “mundial” desatada en la economía norteamericana y que se trasladó a la mayoría de los países desarrollada no se tradujo en una hecatombe económica y social. En medio de una de las mayores crisis que se produjo en los países centrales la economía argentina esta experimentando solamente un proceso de desaceleración de su producto, pero no una abrupta caída como se producía en la década del noventa.
Es cierto que mayor solidez no significa invulnerabilidad. Las crisis mundiales siguen repercutiendo en nuestra economía. Sin embargo no con el nivel de profundidad que repercutían en la década del noventa.
Por lo tanto es importante profundizar el grado de solidez de la economía argentina para así de esta manera evitar que las crisis mundiales repercutan fuertemente en la economía y la sociedad argentina. Teniendo en cuenta además que las crisis repercuten en mayor medida, por no decir en su totalidad, en los sectores populares de bajos ingresos.
En resumen, los tres rasgos centrales de la economía kirchneristas son: un modelo de valorización productiva donde el sector manufacturero es el centro de la economía argentina siendo la generación de puestos de trabajo y el aumento de las jubilaciones la mayor política social para eliminar la pobreza y la indigencia, sostenido por una mayor solidez de la economía argentina que permite transitar las crisis “mundiales” sin que se traduzca en una hecatombe económica y social.
Estas características estructurales de la economía kirchnerista se sostienen a partir de dos premisas fundamentales. Por un lado, una fuerte intervención del Estado. Este intervensionismo estatal se verifica en dos niveles.
En primer lugar, un aumento sostenido de la inversión pública. En efecto, durante la etapa kirchnerista la inversión publica creció en forma sostenida transformándose en un complemento necesario de la inversión privada. En segundo lugar, el mayor intervensionismo estatal se experimentó en el aumento de la regulación del sector público en la economía privada, como por ejemplo a través de la regulación de los precios.
La segunda premisa fundamental es la integración latinoamericana. En este sentido durante el kirchnerismo se produjeron grandes avances como el fortalecimiento del MERCOSUR, la eliminación total del ALCA, la creación de UNASUR y la aparición del Banco del Sur.
Esta aumento de la integración regional es fundamental en dos sentidos. Por un lado, es importante para profundizar el proceso de industrialización de la economía argentina debido a que las exportaciones de productos fabriles son principalmente dentro del MERCOSUR. Por otro lado, como una medida geopolítica contrarrestando los intereses de los países centrales en nuestras economías. El ejemplo más claro en este punto fue el apoyo al presidente Boliviano Evo Morales ante el intento de golpe de las clases altas bolivianas con ayuda de la embajada norteamericana.
De la profundización de este modelo económico y social depende el futuro de la economía y la sociedad argentina.

2 comentarios:

julian dijo...

No se describe el sector agroexportador, que es uno de los pilares de la economia junto a la agroindustria y junto a la industria en si, por lo que el informe no esta completo

Unknown dijo...

Mira eso de ser un país meramente exportador de materias primas o comodites ya no existe en el mundo ningún país desarrollado creció con eso sino con la expansión de sus industria EEUU es lo que es gracias al proteccionismo de sus industrias y exportaciones de las mismas aunque si vende sus productos primarios y los subsidia vamos a crecer como país cuando la ARGENTINA desarrolle todo su potencial industrial es decir manufacturero en la ARGENTINA todo lo máximo que pueda fabricarse aquí aranceles las importaciones de productos terminados en un 400%como lo hace EEUU LA INDUSTRIALIZACIÓN HACE UN PAÍS FUERTE ECONÓMICAMENTE y libre soberanamente y también habría que arancelar las materias primas existentes en ARGENTINA que se importen en un 100% o quizás un poco más así no perjudica a los pequeños productores