por Exequiel Cunibertti
Buenos Aires Económico, 14 de enero de 2010
La nueva figura mediática del verano es Martín Redrado, el presidente del Banco Central de la Republica Argentina (BCRA), quien asumió su cargo en 2004, luego de mandato de Alfonso Prat Gay en la misma entidad. Si bien Redrado ha cumplido sus funciones de manera eficiente, y llegó a este cargo luego de desempeñar una tarea irreprochable en la Secretaría de Comercio, un conflicto estalló alrededor de su persona. El mismo proviene de una decisión del gobierno nacional, que a partir del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 2010/09 establece la creación del Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad. Tiene como fin saldar hasta 6.600 millones de dólares de la Deuda Eterna, mediante la utilización del excedente de reservas con las que cuenta el BCRA. Estos fondos se acumularon a partir de políticas de Estado que provocaron una continuidad de superávits gemelos, tanto comerciales como fiscales.
Ahora bien, ¿quién es presidente del BCRA? Egresado de la Universidad de Harvard, Master en Administración y especialista en Finanzas y Economía Internacional, fue presidente de la Comisión Nacional de Valores, del Comité de Mercados Emergentes de la Organización Internacional de Comisiones de Valores, Secretario de Estado en la órbita del Ministerio de Educación y Secretario de Comercio hasta septiembre de 2004. Su carrera comienza fuera del país, como integrante del equipo de Jeffrey Sachs, en la conformación del “Programa de Estabilización Boliviano”.
¿Quién fue Jeffrey Sachs? Un economista de gran renombre internacional, ejerció funciones de asesor económico en America Latina, África, Asia, y Europa del Este durante los 80 y 90. Como es evidente, su función fue la de profundizar el modelo neoliberal a través de ajustes estructurales, que provocaron sucesivas crisis económicas alrededor de todo el mundo. Las asesorías de Sachs revelaron éxitos cortoplacistas y fracasos estructurales para los países que lo aplicaron. Los casos son realmente reveladores: la Argentina del 89 con su espiral hiperinflacionaria, Bolivia de 1985, la Venezuela pre-Chávez, Polonia durante Lech Walesa, y Rusia de Boris Yeltsin, entre los casos mas relevantes. ¿Cual es su especialidad? Combatir la inflación mediante políticas de shocks económicos.
El neoliberalismo originario de Friedman y Von Hayek tenía un común denominador: su aplicación en gobiernos dictatoriales, como Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y algunos de Asia. Sachs le otorgó a esta corriente ideológica un tinte "democrático", modificó la ecuación Neoliberalismo = Dictadura; abrió el abanico de su aplicación a naciones comandadas por gobiernos elegidos por el voto del pueblo. Ahora bien, se debe reconocer que la doctrina del shock fue "eficaz" para el tratamiento de procesos inflacionarios, empero sus costos sociales fueron altísimos. Basta considerar que la gran mayoría de los países asesorados - al cabo de una década - se vieron sumergidos en crisis económicas y sociales de lo más profundas que tuvieron en su historia: Efecto Caipirinha, Vodka, Tango, Sake y demás calificativos.
Veamos solo un caso: Bolivia 1985, proceso electoral. Sachs, como asesor económico del ex dictador Banzer, formuló el plan económico de estabilización boliviano. La disputa electoral finalizó empatada entre Banzer y el ex presidente Paz Estenssoro, un dirigente popular. A puertas cerradas se pactó que Paz asumiría el gobierno, pero las políticas económicas serian las formuladas por Sachs. Como consecuencia, se eliminaron subsidios a la comida y el control de precios, se ajustó el gasto público y se produjo un aumento del 300% del precio del petróleo. Los costes sociales fueron pagados por los sectores populares: retroceso real de la distribución de la riqueza, aumento descomunal del desempleo, propagación de la pobreza, baja sustancial en todos los indicadores sociales. El pueblo boliviano se vio obligado a emigrar masivamente hacia la siembra de coca. El neoliberalismo no solo no soluciona las necesidades de los individuos, sino que ha traído graves consecuencias económicas y sociales en todo el mundo. En síntesis: el grupo que Redrado integró en Bolivia tuvo un desempeño poco feliz.
Pero desde 2002, Redrado ha modificado sus posiciones ideológicas llevando a cabo políticas públicas que acompañaron el proyecto nacional y popular, y esto ha quedado demostrado en su gestión post Convertibilidad. El mismo Redrado fue el ejecutor de una política clave para el modelo económico, la intervención monetaria para frenar las variaciones del dólar (flotación controlada), la implementación en 2005 de un plan de pago de deuda que conllevó una quita de un 75% sobre los montos adeudados. Ha mantenido una política monetaria y cambiaria sin grietas durante su gestión. ¿Qué otro Presidente del BCRA se mantuvo en sus funciones durante mas de 5 años? El único caso es Bosch, que ejerció ese cargo de 1935 a 1945. El desempeño de Redrado tiene motivos para considerarse eficiente.
Entonces, ¿por qué, a partir de una decisión gubernamental para reducir nuevamente la deuda heredada (en otro contexto internacional), Redrado retoma la ortodoxia de su formación académica?
Es usual que ante situaciones criticas los funcionarios y los profesionales en general, apelen a lo aprendido durante su proceso formatorio, dado que son los conocimientos base que poseen. El espectro de una educación en ciencias económicas, y en otras carreras, que permitan ampliar el marco de análisis para los modelos de desarrollo de un país es fundamental, y debe ser parte de la agenda política 2010, una profunda reforma de la ley de educación superior, que modifique tanto los contenidos, programáticas, como así también el funcionamiento del ámbito universitario nacional. Pero mas allá de este tema, que excede el presente ensayo, el eje central de análisis es la agobiante deuda externa que soporta el país. Esto sumado a un agravante que no podemos dejar de mencionar: otro ex presidente del BCRA y ex Ministro de Economía se encargó de transformar la deuda privada en deuda pública, beneficiando a un grupo de empresarios en detrimento del bienestar general. Este funcionario es Domingo Cavallo, admirador de Sachs, y propulsor del modelo de Convertibilidad a la que, denominó "terapia de shock".
Si un presidente del BCRA puede estatizar deuda privada por 30 mil millones de dólares (sí, ¡diez ceros!) al principio de los 80, ¿por qué ahora no puede avalar una política de Estado que tiene como fin reducir una carga que pesa sobre los habitantes de la Nación? ¿Qué presiones recaen sobre el funcionario que provocan que no pueda repetir aquello que ya ejecutó en 2005? ¿Es lógica la facultad de ente autárquico que desempeña el BCRA? ¿Puede un gobierno desarrollar y profundizar un modelo económico, sin tener una política monetaria que lo acompañe?
Si Argentina se encuentra desandando el camino que transito a partir de la década del 70, es menester se revise profundamente, tanto la Ley de Entidades Financieras, como así también la Carta Orgánica del BCRA, de manera que los funcionarios a cargo no estén sometidos a ningún tipo de presiones, que excedan los propósitos del desarrollo nacional. El Banco Central debe ser una herramienta del Estado, no solo para este gobierno, sino para todos los gobiernos que fijen políticas monetarias que promuevan el modelo productivo nacional.
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